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Dependencia petrolera y desarrollo

Dependencia petrolera y desarrollo

Aún cuando la literatura especializada demuestre que el petróleo en sí mismo no genera males económicos, conviene destacar las distorsiones sociales que genera en ausencia de instituciones fuertes al momento de su descubrimiento.


En el IESA se llevó a cabo el seminario al mediodía Distribución de la renta petrolera: oportunidades para el desarrollo de Venezuela, moderado Anderson Gómez, quien es egresado de la Maestría en Gerencia Pública del IESA, presentó los resultados de su trabajo de grado sobre la relación entre la preferencia por mecanismos de distribución de la renta petrolera y el nivel de agencia de los venezolanos, el pasado jueves 26 de septiembre.

Anderson Gómez presentó su trabajo de grado, con el cual persiguía determinar la relación entre aceptación a la propuesta de distribución directa de la renta petrolera y el nivel de agencia de la población, entendiendo por ello el grado de autonomía percibida por las personas sobre sus decisiones de vida, a través de 1030 encuestas telefónicas. En los resultados destaca una relación negativa pero débil entre ambas variables, a mayor autonomía sobre las decisiones personales menor apoyo a la propuesta. Igualmente, a mayor nivel de ingresos y educación formal, menor apoyo a la propuesta.

A menudo se escucha nombrar al petróleo como “el excremento del diablo”,  bautizado así por Juan Pablo Pérez Alfonzo, el seudónimo tiene por causa una serie de males económicos e institucionales que se atribuyen a su extrema dependencia. 

Entre los males económicos asociados a la dependencia petrolera con instituciones débiles se encuentran la enfermedad holandesa y volatilidad macroeconómica con desinversión privada.

En cuanto a los inconvenientes institucionales, se destacan problemas inter-temporales de los bienes comunes y clientelismo político. Una solución propuesta recientemente en el libro Petróleo como Instrumento de Progreso (Rodríguez & Rodríguez, 2012), consiste en realizar distribución directa de la renta petrolera entre ciudadanos venezolanos mayores de edad.

En este sentido, realizando un análisis de algunas preguntas, se observó: 91% de los venezolanos reconocen la necesidad de ahorrar durante auges petroleros, 54% estaría de acuerdo con distribuir en efecto o en cuentas personales la renta petrolera y 89% considera que en caso de ocurrir dicha distribución, debe realizarse a todos los venezolanos por igual. No obstante, los encuestados mostraron un respaldo del 81% a limitar el uso de dicha distribución a gastos de salud y educación. Otro aspecto resaltante, es la sensibilidad del apoyo a la propuesta, disminuyendo cuando se discrimina por edad (sólo mayores de edad) o se coloca como requisito un cierto grado de bancarización.

Los resultados indican un respaldo mayoritario a la propuesta, así como la necesidad de considerar las diferencias de opinión originadas por nivel de ingreso o grado educativo. Sin duda, un reto a considerar por los creadores de políticas públicas.

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